domingo, 3 de marzo de 2013

Hablemos de nosotros

Hablemos de nosotros y reconozcamos que con Lori Meyers también nos ponemos tontos. Que fuera de nosotros las luciérnagas y las mariposas sólo serán un par de bichos, aunque posiblemente esa realidad nunca nos perteneciera.

Se nos fue de las manos y los días raros se convirtieron en los días fríos, tanto que ni siquiera Iván Ferreiro podría cambiarlos por azules con un anticiclón.

Aún así “te turnedo mucho”, aunque ya no sientas cuando escuches ni te alegres cuando recuerdes.

Al final, con el tiempo, lo mío se ha convertido en valor para llegar y miedo al marcharme.

Pero aquí paz y después tormento.

Hablemos de nosotros, como siempre lo hacemos, buscándonos un rato tras esto y lo otro, pero no miremos hacia atrás, caigamos de nuevo en el invierno.

Y así hablando nos darán de nuevo los años y podremos al fin, terminar de empezar.


                           Fotograma de la película Across the Universe

sábado, 24 de noviembre de 2012

"Todas mis 'ex' son del Madrid y yo soy del Atleti, sabes lo que quiero decir... metáfora perfecta para describir que en esta puta vida hemos venido a sufrir..."

http://www.luisramiro.com/ 

Luis Ramiro... molas. Sin más.

Un hombre que utiliza una metáfora futbolística para hablar de sus ex, un tío al que se le olvida la edad de su novia y para evitar futuros despistes compone un tema para acordarse de sus 26 años ('Cuenta conmigo'), el mismo tío que no tiene ningún pudor en cantarle a su hermano con el sentimiento con el que lo hace a sus enamoradas (Jorge I); un crack que dedica también una canción al Papa ('Monseñor Rouco Varela') Según él, un fotógrafo amigo le confirmó que el cardenal es conocedor de su obra.
Un señor que nos cuenta su experiencia en 'Mi buena suerte' ya que con alguien al lado se puede salir del 'Mercado de la carne'.

Y por encima de todo, un cantautor que gracias a todo eso consigue grabar sus discos gracias al apoyo y apoquine de sus seguidores, los cuales tras generosas donaciones, han conseguido que el último trabajo de Luis Ramiro pueda salir a la calle.

'Mañana nos casamos en Las Vegas' una canción sencilla, a pesar del título, que desprende alegría por todas partes ha sido el nuevo motivo para mantener esto activo:


martes, 20 de noviembre de 2012


El disco elepé sobrevive a la era digital superando las cifras de venta de CD’s.
El vinilo despierta del coma
Ya son muchos los artistas de prestigio los que exigen que se editen sus obras en plástico.


“Fueron muchos los que tiraron sus discos analógicos porque sólo ocupaban espacio y acumulaban polvo. Hoy, los mismos se llevan las manos a la cabeza al darse cuenta del gran error que cometieron”. Ines Ureña, es una de las personas que siempre ha confiado en la pronta recuperación de este formato que hoy, le da tantas alegrías en su tienda.


En 2008 alguien en la cadena de supermercados estadounidense Fred Meyer se equivocó con un pedido de Accelerate, el último disco de REM. En el albarán, en vez de marcar la casilla CD, tachó la que correspondía a la versión elepé de vinilo. Al recibirlo, la mayoría de las tiendas decidieron devolverlos, pero aquellos que le hicieron un sitio descubrieron que se vendía a mejor ritmo que los CD. A raíz de eso, la cadena decidió volver a dar una oportunidad en sus establecimientos al viejo plástico negro: hoy, en todas sus tiendas se pueden encontrar álbumes de Bruce Springsteen o Radiohead y reediciones de Metallica o The Beatles.

Pero la anécdota no se quedó sólo en Estados Unidos, en febrero de ese mismo año, el centro de ocio y cultura Fnac hizo una campaña en colaboración con la agencia Kitchen de publicidad para promocionar la recuperación del LP. El eslógan rezaba “La Fnac resucita una leyenda de la música. El vinilo.” Apelando al espíritu melómano se utilizó un movimiento social creado en internet llamado sleeveface, el cual (como se muestra en la foto de la izquierda) consiste en fotografiarse con la portada de un disco, prolongando la imagen de la carátula.

No se sabe si gracias a esta campaña o a alguna serie de acontecimientos afortunados, pero el caso es que a partir de entonces las ventas de vinilo comenzaron a ascender de una manera irrefrenable, cómo hacía años que no pasaba con este formato.

Fue el momento perfecto para las discográficas de probar suerte y lanzar las reediciones de los clásicos volviendo al disco maestro. Y no se equivocaron, de hecho, desde que en 1993 se cortara en seco su producción (desapareciendo casi del mercado) hasta nuestros días se ha podido comprobar el tremendo crecimiento en ventas debido a la renovada demanda. “Claro que se ha notado un aumento de ventas…” dice Inés Ureña, propietaria de la tienda madrileña de vinilos ‘Escridiscos’ (la favorita del grupo Amaral) “…pero ¿partiendo de qué? ¡De cero!” y añade: “De hecho estas navidades lo que más hemos vendido han sido vinilos”.

Lo dice Inés, y lo demuestran los datos específicos recogidos el pasado 2011, por los cuales se asegura que las ventas en este año aumentaron hasta casi el 40% con respecto al anterior llegando a superar a las de CD.

Esta espectacular subida resulta difícil de explicar en un mundo cada vez más digitalizado. Eduardo Tébar, periodista y crítico musical forjado en Vocento tiene una opinión al respecto: “En los años 90, cuando el CD hundió al vinilo, las fábricas de prensado sobrevivieron gracias a los encargos de sellos de electrónica. Pero cuando llegó el mp3 y los softwares que permiten al discjockey pinchar música con ordenador, cerraron las pocas que habían resistido el golpe del CD. En 2007 cayó la última que había en España. En Europa ya no quedan más de diez, pero ahora ven desbordadas de pedidos. En algún caso tardan cuatro meses en atender pedidos que antes servían en 15 días.”

El caso es que, aunque las fábricas cerraran y los giradiscos dejaran de comercializarse, queda patente en la industria musical que ‘El vinilo nunca muere’ y de hecho es la única industria done una vuelta atrás es posible.

Eduardo Tébar también está de acuerdo con esta afirmación ya que según él tiene que ver mucho con los conceptos de autenticidad y pureza; “Hasta hoy, no se ha descubierto un formato más orgánico para el disfrute de la escucha de música popular.” Y además se atreve a afirmar con gran seguridad: “El vinilo nunca se fue. En todo caso, es lo que nos hicieron creer para impulsar la venta del CD, mucho más barato de fabricar. Diversos artistas de prestigio en coquetas discográficas alternativas, como Nick Cave, seguían publicando vinilos en los 90. Grupos como U2 exigen que se editen sus obras en plástico.”

En este aspecto parecen estar todos de acuerdo; José Luis Salas, periodista experto en música, presentador del programa de Onda Cero “No son horas”, contribuye a esta afirmación: “Los pinchadiscos siempre los mantuvieron incluso con la llegada de los reproductores de CD” ya que “es más fácil manipular un vinilo en una sesión de discoteca que un Compact Disc”. Aunque por otro lado también reconoce que hoy en día ya no se utilizan los vinilos en la radio, le consta que en alguna ocasión su compañero Carlos Herrera si lo haya hecho pero en general concluye: “Por un vinilo que hayamos pinchado, hemos puesto doscientos archivos mp3.”

Motivos del resurgimiento del vinilo

Es común escuchar entre los entendidos que como objeto, el vinilo funciona mucho mejor gracias a sus portadas mucho más visuales y atractivas. Es un formato perfecto para el diseño.

Así lo confirmaba orgulloso J. L. Salas: “El pasear un vinilo con su carpeta es un placer, eso es una cosa que el CD por mucho que se curre un buen libreto impreso no te lo va a dar”

La añosa plataforma es un formato que se mantiene y  es la preferida para los melómanos, gente que tiene una manera más cariñosa y cercana de sentir la música.

A este público romántico y coleccionista le gusta el proceso (casi ritual) de preparar el reproductor, limpiar con mimo el polvo que se haya podido incrustar, introducir el disco deseado, colocar cuidadosamente la aguja en los finos surcos y proceder a disfrutar de su vinilo. Lejos de que esto pueda ser visto por la mayoría de personas como algo poco práctico quien lo disfruta como Eduardo, opina que: “Darle la vuelta al disco forma parte del encanto, de una liturgia extraña. La implicación física y el propio deterioro de un artefacto en vinilo suponen notables encantos para los paladares musicales más exquisitos.”

Y todo esto además con un regalo: un sonido excelente que no tiene ni punto de comparación con el que se ve reproducido en cualquier otro tipo de aparato.

Porque ese es otro de los motivos por los que el vinilo reaparece, para recuperar ese gusto por lo estético disfrutando de un sonido más cálido y real.

Entonces, ¿El del vinilo sí y no el de el CD? Para los audiófilos la respuesta es contundente. El CD, con sólo 65 mil niveles de volumen, no alcanza la gran amplitud de un vinilo. Así, una vez puesto en el tocadiscos, su sonido provoca la misma sensación de un concierto en vivo.

“El sonido analógico es mucho más corpulento, horizontal, carnal, rico, completo... El sonido digital, por el contrario, castra en cierto modo el empaque y los graves, y embrutece los agudos.” Vuelve a afirmar rotundamente Eduardo.

Algo beneficioso para la industria musical es la imposibilidad de piratear. El vinilo no se puede duplicar, y aunque se copiara perdería la calidad de la que hablábamos anteriormente y ya no sería lo mismo. El verdadero melómano nunca haría eso “Para el que compra un vinilo, el hecho de que haya piratería y compra por internet, le importa tres pepinos, terminará comprando el disco” aporta José Luis.

En definitiva, prima el gusto por lo original, la exclusividad al fin y al cabo.

Perfil del actual interesado en el elepé

Inés, que lidia con el trasiego diario de gente en su tienda comenta que cada vez son más los jóvenes que están descubriendo en el vinilo lo auténtico. Salas hace referencia a ese puro snobismo por el cual cualquier momento es bueno para fardar de la gran colección de vinilos que guardan algunos en casa y Eduardo se refiere exclusivamente a  los entendidos, los melómanos de siempre que continúan con el gusanillo del vinilo metido en el cuerpo.

Como todo, se prevé que esto sea una moda pasajera que volverá a renacer con el tiempo. La moda del vinilo (conocido como Long Play) trajo consigo el aumento en la venta de tocadiscos o tornamesas. A pesar de no ser muchas, las tiendas nacionales que traen estos aparatos ofrecen un catálogo dirigido tanto Dj profesionales como a coleccionistas de Long Play (LP) o fanáticos del buen sonido.

El mercado es feroz. Tiendas como Amazon o las tiendas online de los propios sellos facilitan la compra a precios coherentes. La paradoja es que, aunque el auge del vinilo haya sido tímido y sostenido en los últimos tres años, la industria aún no está capacitada para atender la demanda. De salida, alguna novedad ya vende más vinilos que CDs, pero cuando la tirada de vinilo se agota, no se hace segunda edición, así que el público debe reservarlo; si no, no tendrá más remedio que comprarse el CD. Hay más demanda que oferta.

Los más buscados

Los vinilos más buscados en este formato son los clásicos, en especial los editados en los años sesenta y setenta (The Beatles, Pink Floyd…).

De hecho “Abbey Road” de The Beatles es el disco de vinilo más vendido de la historia y en un terreno más actual, la gran vencedora de 2011 fue la británica Adele, que vendió 5,8 millones de copias de su segundo álbum, 21.

Curiosidades

  •     Una empresa llamada Rest in Vinyl (R.I.V.) transforma tus cenizas en vinilo con un servicio básico de una tirada de 30 discos cuyo precio es de unos 2.400 euros.
  •    Una emisora de Los Ángeles, California, especializada en rock adulto tiene un programa en el que suenan vinilos. Es un sonido real ya que muchos afirman que incluso a veces se oye como salta el disco. Es de las únicas emisoras del mundo que lo hace.
  • El músico tecno/electrónico Jeff Mills ha sacado su último disco en un formato híbrido vinilo/CD. Cada cara para un formato. El álbum se titula, muy apropiadamente, “The occurrence” (la ocurrencia).



Son muchos los entusiastas que se niegan a rendirse a la revolución digital. Las viejas notas de estilos como el blues, el jazz o el rock ya se pueden escuchar de nuevo en el tocadiscos. Los vinilos han vuelto y esta vez lo han hecho para quedarse.


Juncal Ortega, 17 enero 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012



Complicidad no buscada. Natural, por inercia. No forzada. Como la de aquellos que al inicio de una fiesta se desconocen pero que al final de esta, llegada la madrugada y ebrios de felicidad, ya se sienten amigos para siempre.
Complicidad que encuentras en cuanto tienes un momento a solas (tu primera vez) con Manel.
Y no es que me refiera a una persona. Manel además de ser el nombre de uno de mis amigos en el Erasmus, da título también a una banda de música de Barcelona que canta en Catalán. Y lo hacen, tal y como ellos han reconocido en muchas ocasiones, porque  probablemente no saben hacerlo de otra manera.
Y aquí estoy yo, una madrileña a la que supuestamente debería molestarle soberanamente escuchar ese idioma, dedicándoles mi primera entrada del blog.

Manel podría ser de Madrid, de Granada, o tal vez de Inglaterra. Como también podría haber sido pintor, cuenta cuentos, o dramaturgo. No son los más punteros, modernos ni tienen voces y peinados excepcionales. Quizá porque para hacer música de verdad, como para desempeñar cualquier arte que valga la pena, solo es necesario contar lo más difícil de contar, historias.
Asumir esto como máxima, eliminar los prejuicios, escuchar y abrir los sentidos. Por aquello que, maravillosamente intangible, toca ojos, oídos y piel sin ser necesaria otro tipo de explicación.


(Ahora, es el momento, pon la canción y sigue leyendo...)

Entonces se va acercando la madrugada, seguimos en esa fiesta (Erasmus, claro), se ahoga por un momento el ruido de Pitbull y lo sientes. Alguien ha cambiado la reproducción aleatoria y han puesto a Manel. Han puesto 'Al Mar!' de Manel. Y nadie entiende nada, pero ahí los tienes; eslovenos, checos, un puñado de polacas y algún que otro turco (también había italianos, pero ya se sabe que en estas fiestas ellos están a otras cosas...) cantando juntos el estribillo de una canción que no conocen, pero que sienten.

No han necesitado nada más, ni el mísero (pero de cuando en cuando útil) traductor de Google, en realidad seguramente ni sepan que es una canción catalana, pero la cantan, o al menos lo intentan (lo intentamos). Siempre digo que 'hablar catalán as facil sa pranancias la a constansmant'.

En pleno debate independentista, 'Epaña ons roba', boicot a los productos catalanes y movimientos referenduales... os invito a unos minutos de reconciliación, con vosotros mismos.

Ojalá funcionara y lo pudiera patentar...