“Fueron
muchos los que tiraron sus discos analógicos porque sólo ocupaban espacio y
acumulaban polvo. Hoy, los mismos se llevan las manos a la cabeza al darse
cuenta del gran error que cometieron”. Ines Ureña, es una de las personas que
siempre ha confiado en la pronta recuperación de este formato que hoy, le da
tantas alegrías en su tienda.
En 2008 alguien en la cadena
de supermercados estadounidense Fred Meyer se equivocó con un pedido de Accelerate,
el último disco de REM. En el albarán, en vez de marcar la casilla CD, tachó la
que correspondía a la versión elepé de vinilo. Al recibirlo, la mayoría de las
tiendas decidieron devolverlos, pero aquellos que le hicieron un sitio
descubrieron que se vendía a mejor ritmo que los CD. A raíz de eso, la cadena decidió
volver a dar una oportunidad en sus establecimientos al viejo plástico negro:
hoy, en todas sus tiendas se pueden encontrar álbumes de Bruce Springsteen o
Radiohead y reediciones de Metallica o The Beatles.
Pero la
anécdota no se quedó sólo en Estados Unidos, en febrero de ese mismo año, el
centro de ocio y cultura Fnac hizo una campaña en colaboración con la agencia
Kitchen de publicidad para promocionar la recuperación del LP. El eslógan
rezaba “La Fnac resucita una leyenda de la música. El vinilo.” Apelando al
espíritu melómano se utilizó un movimiento social creado en internet llamado sleeveface, el cual (como se muestra en
la foto de la izquierda) consiste en fotografiarse con la portada de un disco, prolongando
la imagen de la carátula.
No se sabe
si gracias a esta campaña o a alguna serie de acontecimientos afortunados, pero
el caso es que a partir de entonces las ventas de vinilo comenzaron a ascender
de una manera irrefrenable, cómo hacía años que no pasaba con este formato.
Fue el
momento perfecto para las discográficas de probar suerte y lanzar las
reediciones de los clásicos volviendo al disco maestro. Y no se equivocaron, de
hecho, desde que en 1993 se cortara en seco su producción (desapareciendo casi
del mercado) hasta nuestros días se ha podido comprobar el tremendo crecimiento
en ventas debido a la renovada demanda. “Claro que se ha notado un aumento de
ventas…” dice Inés Ureña, propietaria de la tienda madrileña de vinilos
‘Escridiscos’ (la favorita del grupo Amaral) “…pero ¿partiendo de qué? ¡De
cero!” y añade: “De hecho estas navidades lo que más hemos vendido han sido
vinilos”.
Lo dice Inés,
y lo demuestran los datos específicos recogidos el pasado 2011, por los cuales
se asegura que las ventas en este año aumentaron hasta casi el 40% con respecto
al anterior llegando a superar a las de CD.
Esta
espectacular subida resulta difícil de explicar en un mundo cada vez más
digitalizado. Eduardo Tébar, periodista y crítico musical forjado en Vocento
tiene una opinión al respecto: “En los años 90, cuando el CD hundió al vinilo,
las fábricas de prensado sobrevivieron gracias a los encargos de sellos de
electrónica. Pero cuando llegó el mp3 y los softwares que permiten al
discjockey pinchar música con ordenador, cerraron las pocas que habían
resistido el golpe del CD. En 2007 cayó la última que había en España. En
Europa ya no quedan más de diez, pero ahora ven desbordadas de pedidos. En
algún caso tardan cuatro meses en atender pedidos que antes servían en 15 días.”
El caso es
que, aunque las fábricas cerraran y los giradiscos dejaran de comercializarse,
queda patente en la industria musical que ‘El vinilo nunca muere’ y de hecho es
la única industria done una vuelta atrás es posible.
Eduardo
Tébar también está de acuerdo con esta afirmación ya que según él tiene que ver
mucho con los conceptos de autenticidad y pureza; “Hasta hoy, no se ha
descubierto un formato más orgánico para el disfrute de la escucha de música
popular.” Y además se atreve a afirmar con gran seguridad: “El vinilo nunca se
fue. En todo caso, es lo que nos hicieron creer para impulsar la venta del CD,
mucho más barato de fabricar. Diversos artistas de prestigio en coquetas
discográficas alternativas, como Nick Cave, seguían publicando vinilos en los
90. Grupos como U2 exigen que se editen sus obras en plástico.”
En este
aspecto parecen estar todos de acuerdo; José Luis Salas, periodista experto en
música, presentador del programa de Onda
Cero “No son horas”, contribuye a esta afirmación: “Los pinchadiscos
siempre los mantuvieron incluso con la llegada de los reproductores de CD” ya
que “es más fácil manipular un vinilo en una sesión de discoteca que un Compact
Disc”. Aunque por otro lado también reconoce que hoy en día ya no se utilizan
los vinilos en la radio, le consta que en alguna ocasión su compañero Carlos
Herrera si lo haya hecho pero en general concluye: “Por un vinilo que hayamos
pinchado, hemos puesto doscientos archivos mp3.”
Motivos del resurgimiento del vinilo
Es común escuchar
entre los entendidos que como objeto, el vinilo funciona mucho mejor gracias a
sus portadas mucho más visuales y atractivas. Es un formato perfecto para el
diseño.
Así lo
confirmaba orgulloso J. L. Salas: “El pasear un vinilo con su carpeta es un placer,
eso es una cosa que el CD por mucho que se curre un buen libreto impreso no te
lo va a dar”
La añosa
plataforma es un formato que se mantiene y
es la preferida para los melómanos, gente que tiene una manera más
cariñosa y cercana de sentir la música.
A este
público romántico y coleccionista le gusta el proceso (casi ritual) de preparar
el reproductor, limpiar con mimo el polvo que se haya podido incrustar,
introducir el disco deseado, colocar cuidadosamente la aguja en los finos
surcos y proceder a disfrutar de su vinilo. Lejos de que esto pueda ser visto
por la mayoría de personas como algo poco práctico quien lo disfruta como
Eduardo, opina que: “Darle la vuelta al disco forma parte del encanto, de una
liturgia extraña. La implicación física y el propio deterioro de un artefacto
en vinilo suponen notables encantos para los paladares musicales más
exquisitos.”
Y todo esto
además con un regalo: un sonido excelente que no tiene ni punto de comparación
con el que se ve reproducido en cualquier otro tipo de aparato.
Porque ese
es otro de los motivos por los que el vinilo reaparece, para recuperar ese
gusto por lo estético disfrutando de un sonido más cálido y real.
Entonces,
¿El del vinilo sí y no el de el CD? Para los audiófilos la respuesta es
contundente. El CD, con sólo 65 mil niveles de volumen, no alcanza la gran
amplitud de un vinilo. Así, una vez puesto en el tocadiscos, su sonido provoca
la misma sensación de un concierto en vivo.
“El sonido
analógico es mucho más corpulento, horizontal, carnal, rico, completo... El
sonido digital, por el contrario, castra en cierto modo el empaque y los graves,
y embrutece los agudos.” Vuelve a afirmar rotundamente Eduardo.
Algo
beneficioso para la industria musical es la imposibilidad de piratear. El
vinilo no se puede duplicar, y aunque se copiara perdería la calidad de la que
hablábamos anteriormente y ya no sería lo mismo. El verdadero melómano nunca
haría eso “Para el que compra un vinilo, el hecho de que haya piratería y
compra por internet, le importa tres pepinos, terminará comprando el disco”
aporta José Luis.
En
definitiva, prima el gusto por lo original, la exclusividad al fin y al cabo.
Perfil del actual interesado en el elepé
Inés, que
lidia con el trasiego diario de gente en su tienda comenta que cada vez son más
los jóvenes que están descubriendo en el vinilo lo auténtico. Salas hace
referencia a ese puro snobismo por el
cual cualquier momento es bueno para fardar de la gran colección de vinilos que
guardan algunos en casa y Eduardo se refiere exclusivamente a los entendidos, los melómanos de siempre que
continúan con el gusanillo del vinilo metido en el cuerpo.
Como todo,
se prevé que esto sea una moda pasajera que volverá a renacer con el tiempo.
La moda del
vinilo (conocido como Long Play) trajo consigo el aumento en la venta de
tocadiscos o tornamesas. A pesar de no ser muchas, las tiendas nacionales que
traen estos aparatos ofrecen un catálogo dirigido tanto Dj profesionales como a
coleccionistas de Long Play (LP) o fanáticos del buen sonido.
El mercado
es feroz. Tiendas como Amazon o las tiendas online de los propios sellos
facilitan la compra a precios coherentes. La paradoja es que, aunque el auge
del vinilo haya sido tímido y sostenido en los últimos tres años, la industria
aún no está capacitada para atender la demanda. De salida, alguna novedad ya
vende más vinilos que CDs, pero cuando la tirada de vinilo se agota, no se hace
segunda edición, así que el público debe reservarlo; si no, no tendrá más
remedio que comprarse el CD. Hay más demanda que oferta.
Los más buscados
Los vinilos
más buscados en este formato son los clásicos, en especial los editados en los
años sesenta y setenta (The Beatles, Pink
Floyd…).
De hecho “Abbey Road” de The Beatles
es el disco de vinilo más vendido de la historia y en un terreno más actual, la
gran vencedora de 2011 fue la británica Adele,
que vendió 5,8 millones de copias de su segundo álbum, 21.
Curiosidades
- Una empresa llamada Rest in Vinyl (R.I.V.) transforma
tus cenizas en vinilo con un servicio básico de una tirada de 30 discos cuyo
precio es de unos 2.400 euros.
- Una emisora de Los Ángeles, California,
especializada en rock adulto tiene un programa en el que suenan vinilos. Es un
sonido real ya que muchos afirman que incluso a veces se oye como salta el
disco. Es de las únicas emisoras del mundo que lo hace.
- El músico tecno/electrónico Jeff Mills ha sacado
su último disco en un formato híbrido vinilo/CD. Cada cara para un formato. El
álbum se titula, muy apropiadamente, “The occurrence” (la ocurrencia).
Son muchos los entusiastas que
se niegan a rendirse a la revolución digital. Las viejas notas de estilos como
el blues, el jazz o el rock ya se pueden escuchar de nuevo en el tocadiscos.
Los vinilos han vuelto y esta vez lo han hecho para quedarse.
Juncal Ortega, 17 enero 2012